Algunas opiniones

   Ilustraciones: Iñaki Bastarrika Izagirre

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 Don de la luz 

José Luis García Herrera: «Tu libro me ha gustado mucho. En la línea de tu poesía (una poesía, como te he dicho en otras ocasiones, con una voz muy personal y peculiar, diferente a otro tipo de poéticas) que aúna lo real con lo mágico, lo espiritual con lo terreno, lo telúrico con lo astral.
Pero en este libro considero que consigues concentrar esa esencia.
Los poemas trazan diálogos y enigmas. Explican y, a su vez, esconden.
Muchos de los poemas, por esa razón de hallazgo y de enigma, me han dado la sensación de estar frente a un oráculo, frente a una sacerdotisa que me abría la puerta del conocimiento, o me la cerraba, dependiendo de mi capacidad para lograr comprender la esencia del poema.
Me encanta, me seduce, el lenguaje que utilizas, la inclusión de elementos minerales y de la naturaleza que muchos de nosotros ya, desgraciadamente, ni conocemos ni estamos en contacto. Tus poemas destilan magia, como si procedieran de una cultura ancestral.
Un libro muy hermoso donde, en mi humilde opinión, alcanzas altas cotas de lirismo en los poemas de «El espejo de berilo» y «Rubí+plata».

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Carlos Mata: «Leí Don de la luz estos pasados días de Navidad: me gustó mucho esa atmósfera, entre mágica y onírica, que creas en el poemario. ¡Enhorabuena!, y a seguir en la brecha de la poesía creativa, con esa voz personal tuya».

Ana López de Lacalle: «¡Qué lindo! He leído los poemas cortos del principio; son sencillos (para tu estilo habitual), y me sugieren imágenes claras y luminosas. Has atrapado a la luz y la dejas escapar. (…) tu obra me da ganas de hacer cosas».

Alfredo Rodríguez: «Ayer leí casi de un tirón tu DON DE LA LUZ.
Sinceramente es emocionante tanta delicadeza, tanta intimidad como ofreces. Los poemas parece que fluyen solos, como si nadie los hubiera escrito, como si estuvieran escritos ya desde el principio. Hay sencillez -esa difícil sencillez- y hay elegancia, exquisita elegancia.
Y hay una riqueza de formas, de lenguaje, de imágenes… Todo vestido como con un halo mágico, que te mete dentro durante la lectura. Enhorabuena, y gracias por hacerme disfrutar así».

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Jesús Urceloy: «Admisural (…) un libro absolutamente femenino, lleno de sugerencias y vuelos, sensual y distante. Un pequeño gozo, no debe pedírsele más a un buen libro, para descansar el alma. ADMISURAL, de Marina Aoiz Monreal, (con espléndidos dibujos de Francisco Javier Martínez Riazuelo) tercera entrega de una trilogía que comenzara en 1986 con La risa de Gea y en 1991 con Tierra secreta. Poesía vital, que como en un viaje iniciático desarrolla -lamentamos no poseer los dos volúmenes anteriores- los temas del encuentro, la reunión y la libertad que el ser racional y el cognoscitivo requieren para sustentar su presencia de seres vivos. Todos, concentrados en estas líneas, somos eso, polvo al viento, camino hollado pero nuevo siempre, pie hecho para caminar. Una poesía limpia, a veces demasiado desnuda, pero imprescindible».

Jorge de Arco: «Con “Códigos del instante”, (Edelphus Ediciones. Navarra, 2009) Marina Aoiz continúa en su incesante búsqueda de una materia lírica perdurable. Esta tafallesa del 55, con diez poemarios a sus espaldas, ahonda entre las vías que circundan su ciudad interior y halla en la esencia de la luz y de la palabra su estigma creador: “El poema/ se desprendió de su cáscara/ y aceptó su destino”. Y Marina Aoiz sabe, que el suyo es el de ser una alquimista del verbo exacto, del existencial fulgor, de “lo hermético, del silencio y de la trascendencia”, anota Neus Aguado en su prólogo. Estos “códigos” de miradas límpidas, de plegarias insurrectas, de quebrados sueños, de cotidianas lágrimas, lamen las esquinas silentes de estos poemas insondables y enigmáticos.
Porque sabe su autora que “El viaje al amor/ es tarea ardua. Primero/ hay que trazar/ las líneas de cada mano/ en una remota estrella…”, y después, seguir indagando entre los pliegues del olvido, para rescatar de la memoria lo mejor de cuanto somos y fuimos. Como hace ella, con su verso húmedo y solidario».

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Javier Barreiro: «Poemario de amplios alcances y gran originalidad, El pupitre asirio, recurre en su título a la referencia cesarvallejiana, que pone en solfa la validez de las ideas adquiridas e incorpora la ironía y el raro humor de un maestro, por otra parte, tan adusto.
El poemario de Marina Aoiz es también un repaso por el conocimiento y la vida en el que las referencias mitológicas, orientalistas y literarias proclaman la validez de un culturalismo que no excluye la frescura, presente en la capacidad de saltarse las reglas y ponerse el mundo por montera.
Con una variedad de registros que incluye la intertextualidad, el autobiografismo, la reflexión sobre la escritura y el guiño experimental y que está sostenido en un lenguaje ágil pero de sorprendente riqueza léxica, El pupitre asirio conjuga lo culto y lo coloquial, que tan buenos frutos suele producir en poesía, hasta dar juego a un irónico metalenguaje que cuestiona las bases en que se sustenta la historia, las historias».

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Inaxio Goldaracena: «El pupitre asirio me parece un poemario escrito con mucha libertad. Sin renunciar a tu estilo, a la cultura que tú bien conoces y que tanto te ha influenciado; veo los trazos de alguien que se ha sentido libre para escribir sus reflexiones, lo veo en esas expresiones menos poéticas, aparentemente, y quizás uno de los mejores ejemplos sea el pupitre asirio, que comienza con unas imágenes muy sugerentes, expone la idea, tu opinión, para acabar con un fenomenal merde y una referencia presente.
Creo que hay partes del poemario que no alcanzo a comprender totalmente, supongo que es por mi falta de conocimiento de tus referentes clásicos, mis escasas lecturas a Vallejo (espero dedicarle tiempo en breve) así como por esa parte de la poesía que nunca se quiere dejar entender.
No obstante, me agrada especialmente ver esa sensualidad en el lenguaje unida a lo cotidiano de nuestro presente, el mensaje crítico que impregna tu poesía y que invita a la reflexión. Qué sencillo parece a veces viendo el resultado y qué difícil es encontrar un lenguaje preciso y trenzarlo así, con suavidad, mirando al presente cara a cara y sin perder la referencia de los orígenes de cada uno. Cuídate y Ganbare!».

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Isabel Díez Serrano: “Hueso de los vientos. Precioso ejemplar de poesía, nada fácil para el lector, cabalística, donde la autora ha querido plasmar la levedad de la palabra, comparándola con la levedad del pájaro en su vuelo. Nos adentra en un mundo onírico, propio de la autora, surrealista o místico, según sus palabras, donde los pájaros son símbolos de los ángeles. Muerte, alma, corazones, plumas, viento, vuelos, hueso, como germen de la vida. Interesante y original forma de expresión poética».

José Luis García HerreraMe hablaste de «hueso de los vientos» como de un libro menor, pero yo no lo considero así.
Quizá menor -pudiera ser- respecto a Edelphus o El libro de las limosnas. Pero salvada toda comparación, hueso de los vientos me parece un buen libro, de múltiples lecturas (una de las cualidades de tu poesía), de las infinitas fuentes donde has bebido y plasmado tu sabiduría, de variadas referencias culturales. Todo ello muestra el carácter -tu carácter- de una persona, de una poeta, de amplias inquietudes, de vastos conocimientos literarios, religiosos, pictóricos y de otras muchas facetas culturales.
De partida, el título del libro ya nos muestra las claves de tu propuesta poética: dar cuerpo a lo etéreo, dar forma a lo invisible, llegar hasta la esencia de lo que somos. Esencia desde todo ángulo, desde toda razón y sinrazón, desde ese caos organizado en el que andamos perdidos.
Te comenté que en algunos poemas juegas con el título. Sé que no es en todos, pero en algunos de ellos me ha gustado mucho como se integran, como poema y título se necesitan y complementan.
Te dije que había notado un cambio, una evolución en tu poesía. Quizá en Edelphus ya se perfila un cambio, pero aquí, en mi opinión, es más notorio. Creo que toda evolución es positiva, reflejo de mentalidad abierta y creadora. Hay muchos temas en el libro, pero considero, desde mi lectura del libro, que la denuncia social, que los males que aquejan a esta sociedad, están plasmados -con tu visión, a tu manera, con intensa ternura poética-. Así me lo ha parecido, en gran parte de los poemas. Y esta es una gran particularidad de tu poesía, por la que considero que has logrado crear un estilo propio dentro del panorama poético español -y no sólo en la poesía escrita por mujeres-. En cada viento, desde los cuatro puntos cardinales, llegan diferentes aspectos vitales y diferentes preocupaciones. En especial me han gustado las secciones viento del norte y viento del sur, donde haces aguda crítica al deterioro medioambiental, donde criticas este absurdo mundo donde unos luchan por comer y otros luchan por no engordar. Todo, repito, con una poesía cargada de enorme ternura, con unos versos que se nutren de la auténtica poesía para expresar su verdad.

Carlos Mata: “Unidad de tono, de ambiente y de sentido presentan los cinco poemas de Marina Aoiz Monreal agrupados bajo el epígrafe común de «Peregrina de las islas invernales». Son composiciones que recrean un universo poético personal, recurrente en sus últimos poemarios, cuajado de alusiones e imágenes asociadas a la naturaleza: los metales (acero, estaño, plata, cobre, platino … ), el mundo vegetal (enebro, muérdago, líquenes, bosque, haya … ), animales (luciérnagas, yeguas, cervatillos, lombriz … ) y otros elementos de este ámbito natural (tierra, agua, nubes, arroyo, escarcha … ). Poesía apegada a la tierra y a sus elementos vitales, de gran fuerza telúrica. Poesía, quizá, algo hermética, o quizá fuera mejor decir con matices oníricos, pero de poderosa fuerza expresiva, subrayada por recursos retóricos como la anáfora, sin que falten las alusiones a mitos clásicos como Narciso o Circe. (Se refiere a los textos publicados en la Antología Murallas abiertas).

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Consuelo Allué: “Como en un realismo mágico de la poesía, Marina Aoiz da vida a todo para que la vida moderna no aniquile esa realidad oculta y primitiva que el cemento y la mecanización no nos dejan ver. Escribe para que no se deshumanice la vida”.

Neus Aguado: «Comprendo mejor la poesía que la vida, especialmente, si está escrita por alguien que sabe mixturar las palabras, la sensibilidad, la simbología, los mitos, la estética, la sabiduría, y la inteligencia, algo nada sencillo, y que Marina Aoiz consigue con maestría.
(…) Sirvan la luz, el silencio y la belleza como resumen testimonial de los poemas de Marina Aoiz Monreal”.

Qriterio aragonés: «La polifacética escritora navarra Marina Aoiz Monreal, ganadora del premio a la Creación Literaria del Gobierno de Navarra 2003, se incorporó a esta colección con un poemario personalísimo: «El libro de las limosnas». Un libro que nos invita al recogimiento y al sosiego, a la soledad en la que vuelven a brotar, con fuerza, las eternas, absurdas paradojas de la vida. En sus versos, cargados de referencias literarias, nos aguardan imágenes sugerentes y contundentes, que alimentarán la lectura con certezas, sueños y dudas; y también, por qué no, con la rebeldía, la rabia (desatada o contenida) y la inquietud de quien contempla un mundo lleno de injusticia».

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Alfonso Pascal Ros: » (…) les participo mi gozo con versos de una poetisa navarra, de la Navarra Media, con una voz personalísima, siempre (es mi impresión) muy sideral, mitológica y zodiacal, con exquisito cuidado de la palabra en poemas de una serenidad extrema, delicados pero no frágiles, poesía que se hermana a lo largo y ancho del mundo, lirismo entre nebulosas, mistérico, de lejanos paisajes donde la mujer ocupa el primer plano. Poesía onírica en permanente unión con la tierra. Poesía de sol y de agua y la tierra otra vez, siempre la tierra».

Hasier Larretxea: “Marinaren hitzezko ibaiaren emariari begiratzea denboraren argitasun xaflak gardentasun berarekin zeharkatzea bada. Askatutako esanahien indarraren freskotasunean murgiltzea. Memoriaren iraganaren bideetatik barrena bizitzari eskainitako tintazko xarmangarritasunean lekutzea. Begiratzen jakitea. Bere poesia asmo onen mundua da, inguruko natur elementuen orekaren zabaltasun aparrean”.

Maricruz Patiño: «La poesía de Marina Aoiz nos lleva al límite de la experiencia poética conduciéndonos con sus imágenes al insondable mundo del alma que contempla su devenir extasiada y tiembla ante la plenitud del espíritu, su obra poética constituye una indagación continua sobre el ser y la naturaleza».

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Francisco Javier Irazoki: “En el exterior cae una granizada de aplausos, envidias, indiferencias y prestigios. Con talento y discreción, Marina Aoiz se sitúa en el centro de la poesía”.

Auxtin Zamora: «Marina Aoiz Monreal-ek sortutako olerki baten entzuteak, urrun-ametsetan sartzen gaitu, ezin estimatuzko harri-gema bereziek, lur barnean zer kristalezko harrabotsa egiten duten susmatzeko. Kopeta erdian dukegun hirugarren begia ere, alderik alde idekiarazten digu, esaldi bakoitza, testuaren bihotzean, amaiarik gabeko »’orain»aren hastapen bat delako. Lurra, sakonetik zulatu ondoren bezala, poesiaren hitz airetsuak zeharkatuz, diamanteak, harri-topazak , hematitak, obsidianak… dizkigu, Marinak, erakusten».

Pepe Ortega: “Escribo para vivir suena a declaración de principios, a poética condensada en lo esencial. Prendida a la palabra justa y sus armónicos, la poesía de Marina Aoiz da testimonio de sí misma, del hallazgo de la existencia propia y la del otro, de la contemplación lúcida de la naturaleza y de la posesión embriagadora del sentido de las cosas, de la aceptación de la realidad tal como se le ofrece en el primer encuentro y de la penetración sutil y delicada en lo más oculto de la vida hasta hacerse dueña de sus más íntimos secretos”.

Hernán Prieto:

Sobre Sarcófagos. 7 de octubre de 2020. Leí, una vez, y luego la segunda, días después, y cierro el libro como borrachìn relamiéndome del gustazo. ¿Escribiste ese libro en distintos momentos de tus asuntos internos? Lo digo porque hay una parte donde el texto es “discursivo”, derramado, y recordé a Neruda en Tercera Residencia, o a Gonzalo Rojas, donde la palabra se hace abundante y las imágenes se enlazan una detràs de la otra, atropellàndose. Hay otra parte que se me antoja teatral y jocosa, y por momentos surrealista. Y, al final, como al principio aparece la poesìa “convencionalmente vestida”.

Imagino que el libro es profundamente autobiogràfico y hablas y dices desde esa intimidad de tu relación de pareja: Al-Ma I, Al-Ma II. Cada uno tiene su lado de la cama…, etc. Me impresiona que hayas construído ese libro, su arquitectura, desde allí, desde tu propia carne y aliento. ¡Qué sensible y entramado el mundo de los poetas!

Por momentos sospeché que se asomaba un distanciamiento en la pareja, pero veo que al final siguen allí intensos y bruñidos por los años. («Te regalo esta gota de rocío y aquel resplandor de luciérnaga”).

Nos internamos en el bosque de cìnaros.

Brillamos como luciérnagas”. Esa imagen me encanta.

Mencionas a Silvia Pérez Cruz, qué casualidad, la descubrí hace poco y la llevo en la Pandora de mi teléfono. La escucho casi diariamente.

Me gusta cuando a veces inicias con un adjetivo y luego el sustantivo: Apesadumbradas gimen.

Esto me asaltó repentinamente:

…Pantano maloliente de los tiempos de Franco».

Un paseo maravilloso, Marina, y cuyo eco seguiré disfrutando a sorbitos de aquí a la eternidad, como un roncito, solo con hielo y limón.

Con la boca llena de dulce: ¡bruja!

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Rosa Zúñiga von dem Bussche: Estructuralmente el libro es perfecto: desde el título, que anuncia postrimerías y la profunda simpleza de la dedicatoria, para desplegar a continuación la apasionada experiencia del amor que se entrelaza en la evanescente presentación del tiempo inexorable.

Tu Sarcófagos es bellísimo, el erotismo se desenvuelve en momentos íntimos, a veces juguetón, otras silencioso y profundamente sensual, siempre enmarcado en el ámbito vegetal que es tan tuyo. Eros resplandece y Thánatos debe agradecerte por tu porfiada búsqueda de aceptación en los ejemplos de hombres y mujeres que no quisieron o no pudieron aceptar la realidad.

La lectura de Sarcófagos es como un dardo que da justo en un corazón que sabe amar la belleza y el talento.

Marina, seguiré buscándote en tu hermosa y premonitoria historia de amor y muerte.

Toda mi admiración y cariño”.

http://www.poesco.es/fichas-biobibliograficas/item/68-marina-aoiz-monreal-1955.html

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Olga Amarís Duarte, agosto de 2021: Encontraron su lugar, los poemas de Marina Aoiz… Y es que los libros no nacen, se deshacen… En aquellas lecturas que, siendo más bien una plegaria, los libera del corsé de la imprenta y los devuelve a lo que fueron: símbolos errantes, imágenes giróvagas, reflejos de otro tiempo, de otro espacio tan lejano que es inexistente y de una mujer que no soy yo, aunque nos encontremos como muñecas rusas “dentro de mí está ella y dentro de ella, ella”.

Marina me plantó el jardín de huesos auríferos, de vientos dermoestéticos, de sarcófagos de amantes extinguidos que “se desconocen amablemente cuando cruzan sus no miradas por la escalera”, de pupitres cogitabundos y de “códigos del instante tatuados entre los pliegues de la luz”. Hizo de mi espacio su universo, la hespéride poeta de Tafalla, tejiéndome un huerto agridulce en que los sentidos se vuelven profunda fuente de un vórtice imperceptible.

En los muros de mi torre, se transparentan las pisadas azules de sus salamandras y la mancha tibia de los melocotones mordidos que restañan silenciosos en ese palacio de sombras que ella fue hilvanando, verso a verso:

“Mi casa de pájaros sin nido.

Mi casa de luceros abandonados”

Y, pese a los vértigos etéreos, todo es “redondo y húmedo”, en los poemas de Marina. ¿Es un poema? Se pregunta, preguntándome. “No. Es una profecía”. Un abrazo sin tregua a las fisuras. De ahí brota la palabra alada de Marina… De batir en las simas su belleza in-tras-toc-able:

“Pura levedad de luz fragmentada.

Sangre y savia.

Agua sin cauce ni avenida”.

Marina, gratitud infinita…

Ilustración de Iñaki Bastarrika

Ilustración de Iñaki Bastarrika

Olga Amarís Duarte, junio de 2023, sobre «Pequeños enebros de dagas y flores escondidas»:

Mi querida Marina:

Ayer domingo me llevé tu nuevo poemario a ese lugar que ya conoces y te leí, lo leí, leí el paisaje entero y toda la belleza escondida… Es un «libro flor abierto por la página bendita»… Pero todas las páginas son benditas, todas germinan de semillas predilectas… Mi admirada y sintiente enhorabuena, Marina. Una vez más lo has conseguido… y parece, siempre me lo parece, que sin pretenderlo apenas, obedeciendo a una voluntad tuya irrefrenable de ennoblecer el mundo, de ordenarlo como ordenas tu jardín, siguiendo deseos estéticos. Y estética es una cierta ordenación de lo que sentimos al mirar, al curvarnos para contemplar el brote que germina desatendido, de tenderle nuestra mano para atenderlo.

Me agrada saber que compartimos una secreta pasión por las lentejas. También yo las cuento como perlas de rosario los días de trascendencia.

Abrazo fuerte. Tu libro es un regalo, me siento agradecida. Ojalá que llegue a muchos rincones del planeta y los fertilice con su delicadeza.

Hay una imagen, Marina, la del insólito pacto: «(…) cada vez que ella comiera una manzana debía inventar una palabra»… que me ha hecho reflexionar largo y tendido, también tendida insomne en la cama. ¿Es eso lo que hizo Eva? ¿Arrancar un nuevo discurso-relato del manzano? ¿Liberarse del logos paterno? ¿Inventar sus propias palabras tan esféricas como sus deseos?

Precioso-precioso-precioso

Vuelvo a abrazarte.