Fiesta íntima
Sin alharaca ni algarabía, celebro una fiesta íntima en mi corazón. Celebro la tormenta y esta lluvia fecunda que fertiliza la tierra, que propicia la vida renovada. Nos lo dicen los truenos, los relámpagos, las constelaciones de primavera, las gotas de agua en las hojas de los árboles, los pájaros en sus refugios, las cerezas relucientes, la dulce acidez de los nísperos, el perfume de las plantas aromáticas… Todo se renueva.
También llueve en la fiesta de mi corazón donde en otro tiempo hubo una lágrima. Llueve alegría, templanza e ilusión camufladas tras las grisura de la tarde. Habrá un sol deslumbrante ¿mañana? En mi corazón brilla en este preciso instante como brillan esas gotas sobre las hojas del ciruelo.